Jardines de Chapina

Nombre: Jardines de Chapina

Tipo: Paseo arbolado

Distrito: Casco Antiguo

CP: 41001

Situación: margen izquierda del río entre el puente de Isabel II (puente de Triana) y el puente del Cachorro (Avda. del Cristo de la Expiración), junto a calle Radio Sevilla.

Acceso: líneas 6, 43, C3 y C4

Descripción:

En 1859 se rotula con el nombre de “Chapina” –cuyo origen y significado se desconoce- a la zona comprendida entre el río y el final de lo que hoy es la calle Pagés del Corro, todo ello en la margen derecha. Ahí se situó, en 1873,  la llamada “pasadera del agua”, pasarela que salvando el cauce unía esta zona con los aledaños de la actual plaza de Armas y que servía tanto como conducción de agua como para el tránsito peatonal. Era conocida también como “puente de tablas”, pues éstas constituían la estructura horizontal sobre la que se pisaba.

Dentro de las obras destinadas a proteger la ciudad de las continuas inundaciones a causa de las crecidas del río, se corta el cauce en este lugar aterrándose una franja situada junto al puente (las obras duraron desde 1948 hasta 1950), sobre la que después se construye una calzada para mantener la comunicación existente. Nueve años más tarde desaparecería el viejo puente y, con posterioridad, el nuevo paso recibiría el nombre de Avenida del Cristo de la Expiración. Este lugar se convierte, así, en el fondo de saco de la nueva dársena en la que se ha convertido el río a su paso por el centro histórico, sirviendo de unión por tierra a las dos orillas. Con ello surgió todo un borde fluvial en forma de “u” que se consideró necesario embellecer. A tal efecto, el Ayuntamiento de Sevilla convocó un concurso de ideas que supondría, finalmente, el diseño de todo un conjunto ajardinado terminado en 1969.

Con estos jardines se traza el Paseo de Nuestra Señora de la O, situado en la margen derecha, tratándose también la margen izquierda y la ribera correspondiente al  aterramiento.

Los jardines conjugaban un diseño de carácter paisajista, con naturalidad en el empleo de las plantaciones y un tratamiento particular y detallado de éstas en la ribera, que además era objeto de actuaciones para mantener su perfil. Se construyen  pantalanes de moderno diseño para facilitar la pesca y el atraque de pequeñas embarcaciones de recreo, se disponen paseos longitudinales pavimentados en las diferentes terrazas con las que se resuelve la bajada a la orilla. Taludes tapizados con césped y otros realizados con piezas prefabricadas de hormigón, se combinan con pequeñas escalinatas que conectan las terrazas, bancos y juegos infantiles, confiriendo a esta zona un acabado que hace posible el paseo y el asiento cercano a lo que hasta entonces había sido el viejo cauce del Guadalquivir. Numerosas plantaciones acomodadas a la configuración de la ribera, prestaron también su contribución al diseño: chopos, álamos, fresnos, así como otros menos frecuentes como, liquidambar, ginkgo o ciprés de los pantanos.

Este panorama cambió cuando, con motivo de la exposición universal de 1992, se decide la eliminación del aterramiento de Chapina, construyéndose en su lugar el puente del Patrocinio o del Cristo de la Expiración (Octubre de 1991), creándose no obstante un  nuevo corte junto a la isla de la Cartuja.

Con ello lo que había sido un conjunto unitario se disgrega. Por un lado, el Paseo Nuestra Señora de la O es objeto de una nueva reforma que mantiene en gran medida el diseño original, uniéndose mediante escalinatas a la bautizada ahora como Plaza de Chapina y que, pasando bajo el puente, conecta con los ajardinamientos de la Isla de la Cartuja.

La zona ajardinada correspondiente al aterramiento desapareció con él, mientras que los jardines de la margen izquierda son también reformados y pasan a ser conocidos –un tanto paradójicamente- como jardines de Chapina.

Se hallan, pués, situados tras el paseo del Marqués del Contadero, inmediatamente después del Puente de Triana y tienen como continuación al Paseo del rey Juan Carlos I. Han conservado en gran parte el espíritu y la forma con el que se diseñaron, permaneciendo sus diferentes terrazas, unas pavimentadas –por donde ahora discurre un carril bici que continua por el paseo antes citado- y otras terrizas con abundante vegetación arbórea. Su marcado carácter paisajístico -entonces novedad en la ciudad- pervive sobre todo en la parte cercana a la ribera, donde todavía persisten sendas peatonales curvilíneas, resueltas con piezas cuadradas de hormigón lavado asentadas sin mortero ni juntas y que dejan crecer libremente el césped entre ellas. No se ciñen al borde del cauce y, en la premeditada arbitrariedad de su trazado, dejan sitio a bancos y pequeñas praderas donde con libertad crecen árboles. Permanecen también los taludes y las escalinatas, flanqueadas por maceteros que albergan tuyas o ciruelos japoneses. Todo ello en hormigón lavado que deja al descubierto el chino, material que sirvió de identidad a este jardín y que también se reconoce en el vecino Paseo de la O.

Incluso es posible ver pequeños grupos de plumeros (Cortaderia selloana). En sus días, plantadas junto al agua a modo de vegetación de ribera casi palustre, constituían una de las imágenes características del parque. También, numerosos  árboles,  procedentes unos de las plantaciones originales, otros resultado de lposteriores reformas, pueblan toda esta zona: fresnos (Fraxinus angustifolia) o (Fraxinus ornus), álamos blancos (Populus alba), falsos pimenteros (Schinus molle) o tarajes (Tamarix parviflora), un ciprés de los pantanos (Taxodium distichum) así como un enorme ejemplar de laurel de indias (Ficus microcarpa) que crece casi en el agua junto al puente de Triana  y frente al monumento que la ciudad dedicó a Fray Bartolomé de Las Casas. Junto a ellos:  tipuanas (Tipuana tipu), algunas grevilleas (Grevillea robusta) y jóvenes jacarandas (Jacaranda mimosaefolia) plantadas éstas junto a una zona de juegos infantiles de reciente creación. Todo ello a dado lugar a un jardín ribereño de mayor carácter naturalista que el que posee su continuador: el paseo Juan Carlos I.