Factoría Cultural sienta las bases en su primer año para ser centro de referencia de convivencia y cultura en el Polígono Sur con la participación de más de 6.000 personas en las 63 actividades organizadas en este espacio
Este equipamiento acogió el 24 de enero una jornada en la que participaron vecinos, vecinas, representantes de asociaciones y personas que trabajan en el barrio para valorar el desarrollo de Factoría durante este periodo y plantear los retos a los que se enfrenta en el futuro próximo.
El delegado de Hábitat Urbano, Cultura y Turismo, Antonio Muñoz; la directora general de Cultura, Isabel Ojeda; la coordinadora de Factoría Cultural, Amapola López, y la comisionada para el Polígono Sur, Mar González, han presentado el balance del primer año de funcionamiento de Factoría Cultural, un equipamiento que abrió sus puertas a principios de 2018 en el Polígono Sur y que desde entonces viene desarrollando actividades enfocadas a acercar la cultura al barrio. El pasado 24 de enero, este equipamiento acogió una jornada en la que participaron vecinos, vecinas, representantes de asociaciones y personas que trabajan en el barrio para valorar el papel de Factoría en el Polígono Sur durante este periodo y plantear los retos a los que se enfrenta en el futuro próximo.
“Estamos moderadamente satisfechos por este primer año en Factoría porque se ha avanzado mucho, pero sabemos que tenemos que seguir trabajando paso a paso para que siga creciendo y convirtiéndose en un espacio de referencia para los vecinos y vecinas del barrio”, ha indicado Muñoz.
En este sentido, ha señalado que “para el Gobierno municipal, este equipamiento es fundamental. No es un centro cívico, no es un teatro… es algo más y ese ha sido un trabajo fundamental a la hora de explicar a los vecinos y vecinas y asociaciones en qué consiste Factoría. Un proyecto que se ha ido definiendo por las propias necesidades e intereses del entorno pero que sigue un rumbo fijo en cuanto a que es una apuesta por la creación y por dar cabida a actividades culturales de todo tipo, pero también a encuentros y jornadas que sirvan como espacio de convivencia, porque la participación es la principal seña de identidad de este proyecto”.
En lo que a números se refiere, el delegado ha destacado que este equipamiento ha acogido un total de 63 actividades en las que han participado casi 6.300 personas, más de la mitad (4.100) procedentes del Polígono Sur. La mayor parte de las actividades han estado impulsadas por el ICAS (28%) y por la propia Factoría Cultura (24%), aunque el 28% de las ocasiones ha sido cedida a otras iniciativas y un 18% ha sido en coproducción.
Las actividades relacionadas con el flamenco han sido las más abundantes (un 19%), seguido por talleres y formación (18%), música (12,8%), teatro (9,6%) o danza (7,4%). También se han desarrollado programas relacionados con participación, el debate, el cine o exposiciones. Además, se han realizado cursos de formación en artes escénicas para jóvenes del barrio, como cursos técnicos de iluminación, de sonido, de artesanía con títeres, de radio o de circo. “Cada festival o cita cultural organizada en la ciudad ha tenido presencia en el Polígono Sur a través de Factoría Cultural”, ha añadido Muñoz.
En este sentido, ha puesto en valor el trabajo de mediación llevado a cabo con distintas asociaciones, la Oficina de la Comisionada e iniciativas de otro tipo para que desde el barrio se sienta este espacio como propio. “Por eso ha sido una fase fundamental de este proyecto reconocer las necesidades y los intereses del entorno (centros educativos, asociaciones…) y crear lazos con las instituciones más acordes para participar con iniciativas propias y, desde el Ayuntamiento, se ha puesto en marcha un contrato de mediación para la organización de actividades y relaciones con el barrio”, ha apuntado.
Una de las actividades que acercó al barrio a Factoría, ha recordado, fue la participación en la Bienal de Flamenco a través de la programación oficial con ‘3000…deSCencias’, un proyecto de la Asociación Studio 41013 que resultó un éxito. Además de en el festival flamenco, el ICAS ha llevado a Factoría otras de sus programaciones o de las que comparte a través de colaboraciones público-privadas, como la de la Feria del Títere, Mes de Danza o Circada (Circápolis) “con el objetivo de que, además de la gente del barrio, otros habitantes del resto de Sevilla decidieran desplazarse a Factoría gracias a la programación de ‘eventos nivel ciudad’”.
También se han organizado encuentros de vecinos y vecinas del barrio con artistas como Kiko Veneno, Diego Amador, Farruquito, Omar Jammoul, José Valencia o Gerardo Núñez y entidades del barrio como Studio 41013, Fundación Alalá, Entre Amigos o Fuera de Serie están desarrollando proyectos.
A ello se ha sumado la acogida de distintas iniciativas del banco de proyectos, que promueve la investigación y la experimentación en los procesos de creación artística que se lleva a cabo en distintos espacios de la ciudad, entre ellos Factoría Cultural. “Esto ha facilitado que una parte de la comunidad artística local, que hasta ahora no había tenido relación con Polígono Sur, haya conocido el espacio y haya tenido la oportunidad de relacionarse con el entorno”, ha subrayado Muñoz.
Por su parte, Amapola López ha desgranado los principales retos a los que se enfrenta este equipamiento en el futuro. El primero de ellos, ha explicado, es la participación, “una de las piezas clave de Factoría y por ello es fundamental incidir en que los vecinos y vecinas del barrio participen no solo viniendo a las actividades que se desarrollan en este espacio, sino trayendo las suyas propias para hacerlas posible aquí”. En segundo lugar ha señalado la autorrepresentación, “para que Factoría sirva como motor para crear relatos más positivos sobre el barrio a través de sus potencialidades, y que vean este espacio como un trampolín para hacerlo, donde se vean representados”.
A ello se suman la creación artística, a través del apoyo y el impulso de acciones de formación, capacitación y promoción de agentes artísticos en los diferentes ámbitos y sectores de la cultura predilectos en el barrio, así como el territorio, para contribuir a la desestigmatización del barrio favoreciendo procesos de acercamiento tanto por parte de los habitantes de la ciudad de Sevilla como desde las zonas de mayor integración del propio barrio, contribuyendo así a minimizar el llamado “efecto embudo”.