El Real Alcázar acomete la primera fase de los trabajos de conservación y restauración de la tapia almenada de los Jardines de Murillo
Se trata del muro que discurre por el Paseo Catalina de Ribera, cuya primera actuación estaba prevista antes de Semana Santa pero tuvo que paralizarse como consecuencia del estado de alarma por la pandemia de la COVID-19. Se eliminarán los desconchones de las almenas y la parte superior del muro que impliquen riesgos de caída, sin que estas tareas afecten a la hiedra de la tapia y con cortes puntuales del Paseo Catalina de Ribera. Se ha licitado ya la segunda fase: estudios geoténicos sobre la cimentación y la estructura del muro para conocer su estado y las necesidades de la posterior restauración.
El Real Alcázar de Sevilla ha iniciado la primera de tres fases de trabajos para la conservación y restauración de la tapia almenada que separa el Paseo de Catalina de Ribera, que discurre por los Jardines de Murillo, del propio conjunto monumental. Se trata de una intervención necesaria para asentar ese muro y sus almenas y que se afronta tras décadas sin actuarse sobre estos elementos, en una labor que se ha coordinado con la Gerencia de Urbanismo y el Servicio de Parques y Jardines.
Esta primera fase se había previsto para antes de la Semana Santa, pero el estado de alarma decretado ante el avance de la pandemia de la COVID-19 obligó a paralizarla. Los trabajos se han reiniciado hoy con medios propios del Real Alcázar y consisten en quitar los desconchones de las almenas y la parte superior de la tapia que pudieran implicar peligro de caída, sin que afecten a la fábrica de ladrillo original –tan sólo se elimina el recubierto–. Esta actuación se prolongará sólo hasta principios de la próxima semana y lleva aparejados cortes puntuales del Paseo de Catalina de Ribera a la altura de los trabajos, y sin que estos afecten a la hiedra que recubre la tapia.
En concreto, la zona de la actuación comprende la extensión de la tapia almenada desde la Puerta de la Alcoba hasta la Puerta del Campo. Este muro cuenta con unas dimensiones aproximadas de 285 metros de largo por unos 5 metros de alto hasta la base de sus almenas, y que determinan también las siguientes fases de la intervención.
En paralelo, el Real Alcázar ya ha licitado un servicio de estudios previos y de reconocimiento estructural geotécnico de la tapia almenada, que será la segunda fase, previa a una tercera que consistirá en licitar el proyecto y ejecutar las obras de conservación, estabilización y restauración. Para acometer esta última actuación, resulta imprescindible conocer con estudios científicos el estado y la composición de la estructura y los cimientos de la tapia.
Para ello, la empresa que resulte adjudicataria de un contrato licitado por 5.445 euros realizará distintas catas en la cimentación y en la estructura interior del muro, estudios que se afrontarán desde el interior del propio monumento. Sus resultados determinarán las medidas que garanticen la estabilidad del muro y las reparaciones necesarias, siempre desde el principio de intervención mínima y, por tanto, de máximo respeto hacia los elementos originales.
“El Real Alcázar retoma sus intervenciones patrimoniales tras estos dos últimos dos meses y medio de confinamiento por la pandemia, que se han aprovechado en el monumento para otros trabajos de mantenimiento, conservación, limpieza y podas del arbolado de gran porte, unas tareas también necesarias y que el cierre del recinto monumental a las visitas ha facilitado”, ha explicado el delegado de Hábitat Urbano, Cultura y Turismo, Antonio Muñoz.