Declaración institucional en el Día Internacional del Síndrome de Asperger-TEA
El Pleno del Ayuntamiento de Sevilla expresa su apoyo y reconocimiento a las personas con síndrome de Asperger-TEA y a las familias y entidades que a diario trabajan para avanzar y mejorar su calidad de vida.
Declaración institucional de apoyo al reconocimiento de la "discapacidad social" para las personas con síndrome de Asperger/TEA
La Confederación Española de Síndrome de Asperger que aglutina a las federaciones de todas las comunidades autónomas, entre ellas la Federación Asperger Andalucía, a la que a su vez pertenece la Asociación Asperger de Sevilla, ha empezado una campaña para solicitar apoyos institucionales, para conseguir que en la normativa legal se reconozca la figura de la Discapacidad Social.
La Asociación Asperger TEA Sevilla ha remitido un escrito a esta Institución solicitando el apoyo del Pleno de la corporación municipal de Sevilla, al reconocimiento de la “Discapacidad Social” para las personas con síndrome de Asperger y los trastornos de espectro autista en general
Entre la información aportada en su petición, desarrollada en la exposición de motivos de la solicitud presentada por la asociación, cabe destacar que:
El Síndrome de Asperger es un trastorno del espectro autista que comporta una problemática sumamente compleja, que afecta a la capacidad de procesar adecuadamente los estímulos relacionados con la comunicación social, así como la dificultad de comprender roles sociales. También está alterada la capacidad de procesar o entender lo que transmite la modulación de la voz, el volumen y las señales de comunicación que todos entendemos de forma intuitiva, una información, lo que supone aproximadamente un 80 % de la comunicación social. Además presentan también una baja tolerancia a los estímulos sensoriales de forma que ruidos, olores o incluso colores o luces pueden producirles bloqueos y ataques de ansiedad incontrolables.
La base clínica es una profunda alteración de las bases neurocognitivas necesarias para entender los estados mentales de las otras personas, la interpretación social de las conductas no-verbales, específicamente de las expresiones faciales y de cualquier tipo de aprendizaje intuitivo, implícito o basado en la experiencia.
El déficit de cognición social (común al espectro autista) les hace muy vulnerables a abusos, manipulaciones y engaños, por su falta de interpretación de las intenciones de las otras personas, a riesgos comunes por su falta de control social y análisis de riesgos vitales, y vulnerables a un futuro, donde una gran proporción no podrán ser independientes y necesitarán cierto grado de supervisión y/o apoyo.
También presentan profundas alteraciones en los patrones de comunicación social y, especialmente de su comprensión verbal, tendiendo a una comprensión literal por su incapacidad de aplicar el lenguaje al contexto pertinente.
El síndrome de Asperger es una condición severamente incapacitante, que perdura toda la vida, y que, por su asociación con otros trastornos psiquiátricos, y problemas de aprendizaje requerirá una valoración individualizada de cada caso para considerar el grado de afectación funcional individual, familiar y social de tal manera que las ayudas se ajusten a cada caso.
Desafortunadamente, debido a que todos los individuos afectados producen resultados promedio en los test de inteligencia, y son competentes a la hora de llevar a cabo una entrevista en una situación diádica, (entrevistador y entrevistado) los profesionales asumen que tienen una competencia adecuada, y que sus problemas son debidos a su carácter y personalidad particular.
Sin embargo, la apariencia de normalidad es engañosa, tal y como lo conocen los propios afectados, los familiares y su entorno, ya que en general, los individuos con síndrome de Asperger fallan en traducir su potencial cognitivo en una adaptación a la vida real.
Aún puntuando dentro de la normalidad en los test que miden el C.I. (coeficiente Intelectual), sus dificultades para comprender y predecir el comportamiento de los demás, sus dificultades de organización y planificación, su rigidez mental, sus déficits en la comprensión y evaluación de la información, las limitaciones para el pensamiento abstracto, sus dificultades para inferir reglas implícitas, sus problemas en la atención selectiva y en la memoria de trabajo, su lento procesamiento de la información, etc, limitan en gran medida su funcionamiento académico, laboral y su integración en la sociedad.
Existen pues una serie de factores importantes y decisivos, no reflejados, a la hora de medir su grado de discapacidad, ya que fundamentalmente esta se manifiesta en el ámbito de lo social, y se pone de manifiesto en los contextos sociales del día a día. Es una discapacidad psíquica pero que no comporta retraso cognitivo, ni se debe a enfermedad.
A las personas Asperger se les reconoce una discapacidad psíquica superior al 33% que supuestamente supone un factor de protección social.
Sin embargo esta protección también es engañoso, ya que hoy en día en el acceso al empleo público se reserva por ley un 10% de plazas para personas con discapacidad, de cuyo porcentaje, el 3% se destina a la discapacidad psíquica. De este 3% se reparte en 2% para discapacidad intelectual y 1% para enfermedad mental.
Las personas con síndrome de Asperger no tienen ni discapacidad Intelectual ni enfermedad mental, por lo cual solo pueden acceder al cupo de discapacidad general que no está adaptado a estilo cognitivo particular. Por ello, quedan de facto marginadas del acceso al empleo público dentro de su propio cupo de discapacidad psíquica.
Un dato muy revelador de esta situación es que la tasa de desempleo entre personas con síndrome de Asperger es significativamente mayor que entre personas con “discapacidad intelectual”, y se sitúa según los últimos datos en una estimación superior al 85 %.
Por ello, se hace necesario el reconocimiento de la figura legal de la “Discapacidad social” para las personas con síndrome de Asperger, y los TEA en general, ya que las pruebas que miden la inteligencia lógica, no tienen en cuenta las variables expuestas, tanto de déficit de procesamiento social, que conlleva unos altos niveles de ansiedad en situaciones sociales, como de sobrecarga sensorial. Estas variables son las que realmente discapacitan a la persona a la hora de su integración social.
Estas personas, que tienen un coeficiente intelectual “normal” pero presentan una significativa discapacidad social, están abocadas, en un gran porcentaje, a la exclusión social en el momento en que son adultas y no tienen padres o red social que los sustente. Son personas muy vulnerables pese a su coeficiente intelectual y presentan muy alto riesgo de marginación, pobreza, indigencia y exclusión social.
En base a lo anteriormente expuesto, el Pleno del Ayuntamiento de Sevilla:
- Expresa el apoyo y reconocimiento hacia las personas con síndrome de Asperger, a sus familias y a las entidades que diariamente trabajan para avanzar y mejorar su calidad de vida.
- Expresa el apoyo al reconocimiento a nivel estatal de la figura legal de la “Discapacidad Social” de forma que repercuta, no sólo en la posibilidad de acceso al empleo público, la promoción y la mejora de la calidad de vida del colectivo de personas con TEA y síndrome de Asperger, sino en el cumplimiento más real y efectivo, del principio de inclusión social, al que todas las administraciones estamos llamadas a cumplir.
- Solicita al Gobierno de España que, en el marco de la legislación estatal, se contemple el reconocimiento de la “Discapacidad Social” para las personas con síndrome de Asperger, y otros trastornos del espectro autista, de modo que las mismas, puedan acceder a los derechos contemplados en la Convención Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad, evitando su discriminación y favoreciendo su plena integración e inclusión social.
En Sevilla, a 18 de febrero de 2021
Día Internacional del Síndrome de Asperger
Declaración institucional firmada por todos las Portavocías de los distintos Grupos Políticos integrantes del Ayuntamiento de Sevilla.