LA PLATA - PADRE PÍO - PALMETE
La zona de Palmete se encuentra dividida en dos por la SE‐30. Se originó como un asentamiento marginal de viviendas autoconstruidas entre los años 1940 y 1950. Con el paso del tiempo, estas construcciones han sido renovadas poco a poco, incorporando nuevas edificaciones en distintas etapas.
Por otro lado, Padre Pío es un asentamiento aislado del centro urbano de Sevilla, situado en el borde exterior de la SE‐30. A su alrededor hay un entorno principalmente industrial, con el Polígono Industrial El Pino, algunas edificaciones industriales dispersas y varias instalaciones relacionadas con la vía del tren. Las viviendas en esta zona son unifamiliares de una o dos plantas, y muchas fueron construidas por los propios vecinos. La Ronda del Padre Pío divide el distrito en dos partes: norte y sur. Además, en la parte oriental del sector sur, la vía del tren crea una nueva separación dentro del barrio.
La Plata surgió en la misma época como resultado de la llegada de familias procedentes de distintos pueblos de la provincia, de otras zonas de Andalucía, de Badajoz e incluso de Portugal, que buscaban en Sevilla una vida mejor. Las viviendas eran de autoconstrucción y se levantaron en zonas con muchas carencias: sin agua, sin luz y sin alcantarillado. Gracias a la movilización vecinal, con el tiempo se lograron incorporar las dotaciones y servicios básicos al barrio.
A continuación se incorpora un mapa de la zona de La Plata- Padre Pío - Palmete, considerada como zona desfavorecida por la estrategia ERACIS.
La zona de La Plata-Padre Pío-Palmete cuenta con una población de 19.265 personas, de las cuales 9.676 son mujeres y 9.589 son hombres. El 67% de la población se encuentra en la franja de edad laboral, mientras que el 16% tiene 65 años o más, y el 17% de la población tiene menos de 16 años. Por otro lado, el 13% de la población es extranjera, con una distribución bastante equilibrada: el 49% son mujeres y el 51% son hombres. La mayoría de estas personas, un 82%, se encuentra en edad de trabajar, es decir, entre los 16 y los 64 años.
El nivel socioeconómico de esta zona es bajo y la tasa de desempleo es alta, situación que ha empeorado tras la pandemia. Muchas personas tienen una baja cualificación profesional y encuentran dificultades para acceder a formación que les ayude a conseguir empleo o emprender un negocio. La zona tiene una escasa oferta de trabajo, lo que perjudica la inserción laboral. Muchas personas trabajan en condiciones precarias o en la economía sumergida, como el servicio doméstico o la recogida de chatarra.
En el ámbito sociofamiliar, en la zona de La Plata - Padre Pío - Palmete hay muchas familias con múltiples dificultades, bajos ingresos y situaciones de desestructuración. También es alto el número de familias monoparentales que cuentan con muy poco apoyo para la crianza de sus hijos e hijas. Estas condiciones generan una gran vulnerabilidad que necesita una intervención social constante y planificada. Gran parte de las familias vive de trabajos precarios, de la economía sumergida o de las ayudas públicas como el Ingreso Mínimo Vital y otras prestaciones no contributivas. En los últimos años ha aumentado el número de familias inmigrantes sin situación legal regularizada, lo que dificulta aún más su acceso a la formación y al empleo en condiciones dignas. Además, al no poder acceder a ayudas públicas, su situación de precariedad se agrava.
En esta zona también existen importantes desigualdades de género. Muchas mujeres tienen dificultades para conciliar el cuidado de sus hijos e hijas con trabajos que, en la mayoría de los casos, son precarios debido a la falta de acceso a empleos con mejores condiciones. Además, se dan situaciones de violencia de género, que representan una de las formas más graves de desigualdad. Por ello, se considera necesaria la creación de un Centro de Atención a la Mujer específico para esta zona, ya que hay un alto número de casos y problemáticas que afectan directamente a las mujeres.
En la zona de La Plata - Padre Pío - Palmete preocupa especialmente el alto número de menores en situación de riesgo, consecuencia directa de las condiciones de exclusión social que afectan a muchas familias. También se ha detectado un aumento de la violencia filioparental y del acoso escolar. Por ello, es clave trabajar en la prevención de estas situaciones desde una perspectiva integral, coordinando la intervención en todos los ámbitos que afectan a la infancia y la adolescencia.
A nivel educativo, la mayoría de la población no cuenta con estudios básicos, y muchas familias muestran poca implicación en la educación de sus hijos e hijas, debido también a la falta de habilidades parentales. Esto contribuye a un alto nivel de absentismo escolar, que a menudo termina en fracaso académico y abandono temprano del sistema educativo. Como resultado, muchos menores tienen dificultades para formarse profesionalmente y acceder al mercado laboral. Además, cuando se agotan las intervenciones del centro educativo, los Servicios Sociales y la Policía, no siempre hay una respuesta efectiva entre los casos más graves de absentismo. También se ha detectado un bajo nivel de competencia digital en la población, especialmente entre las personas mayores. Esto dificulta el uso de aplicaciones y servicios digitales como los del INSS, el Servicio Público de Empleo o el sistema de Salud, lo que refleja una importante brecha digital en la zona.
En el ámbito de la salud, se observan hábitos poco saludables entre menores, adolescentes y jóvenes. También hay una falta de planificación familiar, lo que lleva a prácticas de riesgo y a un número alto de embarazos adolescentes, especialmente en familias con múltiples problemas sociales. Además, hay un elevado consumo de alcohol, drogas, sustancias psicoactivas, así como problemas de adicción al juego y al uso excesivo de nuevas tecnologías. Estas situaciones están relacionadas con la falta de conciencia sobre estilos de vida saludables y la escasa formación en temas de promoción de la salud.
Otra problemática importante es el alto número de personas en situación de dependencia, especialmente personas mayores y con discapacidad, que viven en condiciones económicas muy precarias y con limitaciones. También hay muchas personas mayores que viven solas o socialmente aisladas, sin redes de apoyo, con problemas de salud física o mental, y con una gran carga emocional.
En la zona de La Plata - Padre Pío - Palmete hay problemas relacionados con la vivienda. Muchas personas viven en condiciones de infravivienda, con falta de higiene, espacios muy reducidos y situaciones de hacinamiento. Es común que convivan varias generaciones en una misma casa o que varias familias inmigrantes compartan una misma vivienda. Además, están empezando a aparecer “narcopisos”, lo que agrava los problemas de convivencia y seguridad. También se ha notado un aumento en las ocupaciones y en el número de desahucios, ya sea por ocupaciones irregulares o porque muchas familias no pueden pagar el alquiler o la hipoteca. Las viviendas no están adaptadas para personas con discapacidad o en situación de dependencia, lo que limita aún más su calidad de vida. En la zona falta vivienda pública y de alquiler social, a pesar de que la demanda por parte de la población es muy alta. Además, hay problemas de seguridad en algunos bloques, donde viven familias conflictivas que generan situaciones de insalubridad, ruidos y actividades delictivas. Por eso, se considera necesaria la presencia de recursos que garanticen la seguridad vecinal y una convivencia pacífica entre culturas.
No hay una oferta adecuada de ocio y cultura. Las alternativas se reducen a plazas y parques públicos, muchos de ellos en mal estado. También hay muy pocos recursos públicos y privados: faltan infraestructuras deportivas, zonas verdes, centros cívicos, salas de exposiciones y profesionales que trabajen en la zona. No existe un Centro de Servicios Sociales en Palmete, por lo que los vecinos deben acudir al centro ubicado en El Cerro. Tampoco hay un centro cívico en la zona. El barrio sufre un fuerte deterioro urbanístico y carece de espacios verdes y parques infantiles. Por último, la zona está muy estigmatizada, lo que significa que tiene una imagen negativa que dificulta la integración social de las personas que viven allí.
Estos barrios cuentan con varias oportunidades que pueden mejorar la calidad de vida de sus habitantes y favorecer la convivencia. Una de sus principales fortalezas es la larga trayectoria del movimiento vecinal, así como la presencia activa de numerosas entidades y asociaciones que trabajan en la zona, como la Fundación Mornese, ECCA, Diagrama o Cáritas. Todas ellas colaboran de forma coordinada con el Centro de Servicios Sociales. Además, existe una mesa de coordinación centrada en la infancia y la adolescencia, donde las entidades trabajan en red para atender de forma conjunta las necesidades de este grupo de población. Otro recurso es el Centro Diocesano de Empleo, ubicado en la zona, que ofrece formación en distintos ámbitos profesionales, como atención sociosanitaria, mantenimiento de edificios o energías renovables, lo que representa una oportunidad para mejorar la empleabilidad de los vecinos. En cuanto a los espacios públicos, cerca del barrio se encuentra el Parque Amate, uno de los más grandes e importantes de la ciudad, que ofrece un entorno natural para el ocio y el deporte. También se encuentra próxima la Comisaría de Policía Local Cerro-Amate, lo que refuerza la seguridad en la zona.
La población de esta zona es atendida en el Centro de Servicios Sociales Cerro – Su Eminencia, donde se gestionan las demandas de los vecinos y vecinas. Desde allí se ofrece orientación, asesoramiento y acceso a las prestaciones necesarias para mejorar sus condiciones de vida. Entre los equipamientos públicos más destacados de la zona se encuentran el Centro de Salud Palmete, el Centro Integral de Atención a la Mujer y la Unidad de Promoción de la Salud. También hay varias instalaciones deportivas, como el CD Rochelambert (IMD), el espacio deportivo Bollullos, el CD La Ranilla, y, en las cercanías, el CD La Doctora (IMD) y el Espacio Deportivo José María Vaz. En cuanto al transporte público, la zona cuenta con dos paradas de metro y un apeadero de tren de cercanías, lo que facilita la movilidad de los residentes.