TORREBLANCA
Torreblanca es un barrio del Distrito Este de origen romano, cuya configuración actual se debe a procesos de autoconstrucción por población sin recursos y represaliados del franquismo que trabajaron en el “canal de los presos” (1940-1972). Se compone de casas adosadas y bloques públicos de los años 60, y se divide en tres zonas, siendo Torreblanca La Nueva la más vulnerable.
Cuenta con 23.085 habitantes, con un porcentaje similar de hombres y mujeres. El 19% de la población es infantil, el 68% está en edad laboral y el 13% es mayor de 65 años. EL 7% tiene nacionalidad extranjera, predominando los hombres con un 58% sobre el 42% de mujeres.
La zona de Torreblanca, especialmente en sectores como “El Parchís” y “Los Blancos”, se enfrenta a una compleja red de problemáticas sociales, económicas, educativas y de convivencia que la convierten en un entorno altamente vulnerable. La mayoría de la población vive en condiciones de precariedad, con un nivel socioeconómico muy bajo y una alta tasa de desempleo. Muchas personas sobreviven gracias a empleos informales o actividades dentro de la economía sumergida, como la venta ambulante, e incluso prácticas ilícitas. Esta situación, unida a la falta de motivación laboral, baja cualificación profesional y una fuerte dependencia de ayudas sociales como el Ingreso Mínimo Vital, genera un círculo de exclusión difícil de romper.
A nivel familiar y comunitario, son comunes los hogares desestructurados, con serios problemas relacionales, violencia de género, escasas habilidades parentales y una fuerte presencia de familia monoparentales sin apoyos para la crianza. Esto tiene un impacto directo sobre la infancia, con un número alarmante de menores en riesgo, falta de acceso a actividades de ocio y elevados índices de absentismo escolar y fracaso educativo. La brecha digital, especialmente entre adultos mayores y la falta de implicación familiar en la educación agravan aún más la situación.
En el ámbito de la salud, abundan los hábitos de vida poco saludables, carencias en educación afectivo sexual, embarazos no deseados, adicciones y un creciente número de casos de salud mental no tratados adecuadamente. A esto se le suman problemas estructurales como la insalubridad en las viviendas y espacios comunes, plagas, vandalismo, cortes prolongados de electricidad y la falta de adaptación de las viviendas para personas con discapacidad o situación de dependencia. La situación de la vivienda en Torreblanca es crítica, con hacinamiento, ocupaciones ilegales, desahucios frecuentes y múltiples familias compartiendo un mismo hogar en condiciones precarias. La población migrante, muchas veces en situación irregular y sin recursos, agrava esta realidad. Además, el barrio enfrenta graves problemas de convivencia, inseguridad, tráfico de drogas y conflictos entre clanes, especialmente en zonas como “El Parchís” y “Los Blancos”, lo que refuerza su estigmatización y exige intervenciones sociales integrales y sostenidas.
Torreblanca tiene un sólido tejido vecinal y asociativo, con un fuerte sentido de identidad comunitaria. Existen múltiples entidades sociales y redes de colaboración que trabajan coordinadamente para mejorar la situación del barrio. Destacan equipamientos como el Centro de Servicios Sociales, el Centro Cívico Juan Antonio González Caraballo, centros de salud, espacios deportivos, parques y huertos sociales. Además, se desarrollan proyectos innovadores como Torreblanca Ilumina, la primera comunidad energética en Europa dentro de una zona de exclusión social, que promueve el uso de energía renovable y el ahorro energético. La reciente urbanización de Hacienda Dolores aporta nuevos servicios y espacios verdes que contribuyen a normalizar y revitalizar el entorno.