Espacios escénicos
Teatro de la Maestranza
Paseo de Cristobal Colón, 22
El Teatro de la Maestranza es un coliseo moderno que se ha convertido en un referente de las artes escénicas en Sevilla y en toda Andalucía.
Ubicado estratégicamente en el Paseo de Cristóbal Colón, a orillas del Guadalquivir y con vistas a la Torre del Oro, el Teatro de la Maestranza es un edificio de arquitectura contemporánea que abrió sus puertas en 1991. Su diseño, obra de los arquitectos Aurelio del Pozo y Luis Marín de Terán, se integra armoniosamente en el entorno urbano, combinando líneas modernas con referencias a la tradición arquitectónica sevillana. Su fachada, con sus amplios ventanales y su color ocre, evoca la luz y los tonos característicos de la ciudad.
El nombre del teatro rinde homenaje a la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, una institución nobiliaria con una larga y rica historia en la ciudad, aunque el teatro en sí no tiene una conexión directa con su pasado. La elección del nombre subraya la voluntad de vincular este nuevo espacio cultural con la tradición y el prestigio de una de las instituciones más emblemáticas de Sevilla.
El Teatro de la Maestranza se ha consolidado como el principal escenario de la ciudad para la ópera, la zarzuela, el ballet y los conciertos sinfónicos. Su sala principal, con una capacidad para más de 1.800 espectadores, cuenta con una acústica excepcional y una excelente visibilidad desde todos los puntos. Su foso de orquesta de grandes dimensiones permite albergar producciones operísticas de gran formato, y su escenario está equipado con la tecnología más avanzada para ofrecer espectáculos de la más alta calidad.
A lo largo de su trayectoria, el Teatro de la Maestranza ha acogido a algunas de las compañías y artistas más prestigiosos del panorama internacional. Estrellas de la ópera, directores de orquesta de renombre mundial, compañías de ballet de primer nivel y orquestas sinfónicas de gran tradición han deslumbrado al público sevillano en este escenario. Su programación regular incluye títulos clásicos del repertorio operístico y de ballet, así como nuevas producciones y propuestas contemporáneas.
Su compromiso con la calidad lo han convertido en un referente en el panorama cultural andaluz y español, ofreciendo experiencias inolvidables a los amantes de la ópera, el ballet y la música sinfónica en un entorno arquitectónicamente singular.


Espacio Turina
C/ Laraña, 4
El Espacio Turina es un vibrante centro cultural en Sevilla que ha sabido reinventar un espacio con historia para convertirlo en un foco de creatividad y expresión artística contemporánea. Ubicado en la calle Laraña, en pleno corazón del centro histórico, este espacio multifuncional es un punto de encuentro para diversas disciplinas artísticas y un reflejo de la vitalidad cultural de la ciudad.
Su nombre rinde homenaje a Joaquín Turina, uno de los compositores sevillanos más importantes del siglo XX, cuya obra trascendió fronteras y enriqueció el panorama musical español. Esta elección de nombre subraya la vocación del espacio por promover y difundir la cultura en sus diversas manifestaciones, con especial atención a la música, pero abarcando también las artes escénicas, las artes visuales y otras formas de expresión creativa.
El Espacio Turina se caracteriza por su versatilidad. Sus diferentes salas y espacios se adaptan a una amplia gama de actividades, desde conciertos de música clásica, jazz o flamenco hasta representaciones teatrales, danza contemporánea, exposiciones de arte, proyecciones audiovisuales, conferencias y talleres. Esta flexibilidad lo convierte en un agente dinamizador de la vida cultural sevillana, atrayendo a un público diverso y fomentando la interacción entre artistas y espectadores.
Real Fábrica de Artillería
Av. Eduardo Dato, 58
La Real Fábrica de Artillería de Sevilla, es un lugar con una historia industrial fascinante y un legado arquitectónico imponente. Situada en el barrio de San Bernardo, esta antigua fábrica es un testimonio del auge industrial de España y de la maestría de sus ingenieros y artesanos.
Su origen se remonta al siglo XVI, aunque fue bajo el reinado de Carlos III, en el siglo XVIII, cuando experimentó su mayor esplendor y se consolidó como una de las más importantes fábricas de artillería de Europa. La necesidad de modernizar el ejército español y la visión ilustrada del monarca impulsaron la creación de esta gran factoría a orillas del arroyo Tagarete, un enclave estratégico por su cercanía al puerto y la disponibilidad de energía hidráulica.
El complejo fabril se concibió como una verdadera ciudad dentro de la ciudad, con talleres especializados, almacenes, viviendas para los trabajadores e incluso una iglesia. Su arquitectura funcional y robusta, caracterizada por grandes naves de ladrillo y amplios patios, reflejaba la importancia de la producción que allí se llevaba a cabo. La sobriedad de sus líneas contrastaba con la ornamentación de los edificios religiosos y palaciegos, pero su imponente presencia hablaba del poderío industrial de la época.
En sus talleres se fundían cañones de bronce y hierro, se fabricaban municiones y se desarrollaban innovaciones técnicas que influyeron en la artillería de todo el continente. Maestros fundidores, herreros, torneros y otros artesanos trabajaban con precisión y dedicación, transmitiendo sus conocimientos de generación en generación. La Real Fábrica de Artillería se convirtió en un centro de excelencia técnica y un motor de desarrollo económico para Sevilla.
A lo largo de los siglos XIX y XX, la fábrica continuó su actividad, adaptándose a los avances tecnológicos y a las cambiantes necesidades del ejército. Se produjeron obuses, morteros y otro tipo de armamento, y sus instalaciones se modernizaron progresivamente. Sin embargo, con el declive de la industria pesada en la ciudad, la fábrica cesó su producción a finales del siglo XX.
Afortunadamente, su valor histórico y arquitectónico ha sido reconocido, y en la actualidad, la Real Fábrica de Artillería está siendo objeto de un ambicioso proyecto de rehabilitación para convertirse en un espacio cultural y de innovación. Sus antiguas naves y talleres se están transformando en centros de investigación, salas de exposiciones y espacios para eventos, preservando así la memoria de su pasado industrial y proyectándola hacia el futuro.


Real Alcázar
Real Alcázar
El Real Alcázar de Sevilla es el Palacio Real con uso continuado como residencia real más antigua del mundo. Hoy sigue siendo la residencia oficial de SS.MM. los Reyes de España durante sus visitas a Sevilla.
La primitiva fortificación fue construida alrededor del año 884 como defensa de la invasión normanda a Sevilla. El Real Alcázar ha sido testigo de grandes acontecimientos históricos de todo tipo, además de ser referencia turística y cultural obligada de la ciudad.
Palacio de Dueñas
C. Dueñas, 5, Casco Antiguo
El Palacio de las Dueñas es joya señorial que enriquece el patrimonio histórico de Sevilla. Situado en la calle Dueñas, en pleno corazón del casco antiguo, este palacio es mucho más que un edificio; es un crisol de historias, arte y vivencias que han dejado una profunda huella en la ciudad.
Sus orígenes se remontan a finales del siglo XV, construido por la familia Pineda, aunque posteriormente pasó a manos de los Duques de Alba, quienes lo han mantenido y embellecido durante siglos. Precisamente, fue la residencia habitual de Cayetana Fitz-James Stuart, la XVIII duquesa de Alba, una figura icónica de la sociedad española y una gran amante de Sevilla, quien contribuyó significativamente a la conservación y apertura al público de este magnífico lugar.
Con patios exuberantes, salones ricamente decorados y jardines llenos de encanto, el palacio se articula en torno a varios patios, cada uno con su propia personalidad y belleza. El Patio de los Naranjos, con sus árboles centenarios y su fuente central, evoca la tradición andalusí. El Patio del Limonero, donde Antonio Machado pasó parte de su infancia, irradia una atmósfera poética y melancólica. Y así, cada rincón del palacio cuenta una historia a través de sus azulejos, sus fuentes, sus plantas y sus muros cargados de historia.
La colección artística que alberga el Palacio de las Dueñas es impresionante. Pinturas de grandes maestros como El Greco, Zurbarán, Goya y Sorolla conviven con una rica variedad de esculturas, tapices, cerámicas y mobiliario de época. Cada objeto ha sido cuidadosamente seleccionado y dispuesto, creando una atmósfera de elegancia y sofisticación que refleja el gusto exquisito de sus moradores a lo largo del tiempo.
Los jardines del palacio son un capítulo aparte. Extensos y cuidados, ofrecen un remanso de paz y frescura en medio del bullicio urbano. Pasear entre sus setos laberínticos, sus fuentes ornamentales y sus flores de temporada es un deleite para los sentidos. La fragancia de las rosas, los jazmines y el azahar impregna el aire, creando una experiencia inolvidable.
El Palacio de las Dueñas no es solo un monumento; es un espacio vivo que ha sido testigo de importantes acontecimientos históricos y sociales. Ha acogido a reyes, artistas, intelectuales y personalidades de todo el mundo. Sus muros han escuchado risas, conversaciones y silencios que forman parte de la memoria colectiva de Sevilla.
Hoy en día, gracias al legado de la duquesa de Alba, el Palacio de las Dueñas está abierto al público, permitiendo admirar su esplendor y su rica historia. Recorrer sus estancias y jardines es una oportunidad única para conectar con el pasado noble de Sevilla y apreciar la belleza de un patrimonio que ha sido transmitido con amor y dedicación a lo largo de generaciones


Casa Salinas
C. Mateos Gago, 39, Casco Antiguo
La Casa Salinas, singular joya palaciega ubicada en la calle Mateos Gago, muy cerca de la imponente Catedral, es un magnífico ejemplo de la arquitectura señorial sevillana que ha sabido conservar su esencia a lo largo de los siglos. Aunque sus orígenes se remontan al siglo XVI, fue en el siglo XVII cuando adquirió su configuración actual, gracias a las reformas llevadas a cabo por la familia Salinas, una de las más influyentes de la época.
Al cruzar su umbral, uno se transporta a otra época. El zaguán, con sus columnas de mármol y su artesonado, ya anticipa la belleza que aguarda en el interior. Pero es sin duda su patio el verdadero corazón de la casa. Este espacio, inundado de luz y fragancia de azahar, es un oasis de tranquilidad en medio del bullicio de la ciudad. Sus galerías porticadas, adornadas con arcos de medio punto y azulejos de vibrantes colores, invitan a la contemplación.
Los azulejos, precisamente, merecen una mención especial. Muchos de ellos datan del siglo XVI y son una muestra excepcional de la maestría de los artesanos de la época. Sus diseños geométricos, motivos vegetales y escenas mitológicas narran historias silenciosas del pasado.
A lo largo de sus salones, la Casa Salinas atesora una valiosa colección de mobiliario de época, pinturas y objetos decorativos que reflejan el gusto y el estilo de vida de las familias nobles sevillanas. Cada rincón evoca un pasado lleno de elegancia y distinción.
Pero más allá de su valor artístico y arquitectónico, la Casa Salinas tiene una historia humana fascinante. Ha sido testigo de innumerables acontecimientos, desde reuniones familiares hasta visitas de personajes ilustres. Ha sobrevivido a guerras y transformaciones urbanísticas, manteniendo siempre su carácter y su belleza.
Hoy en día, la Casa Salinas sigue siendo propiedad de la familia Salinas, quienes con gran esmero la conservan y la abren al público para que podamos admirar su esplendor. Pasear por sus estancias y jardines es una experiencia enriquecedora que nos permite conectar con la historia viva de Sevilla. Es un lugar donde el tiempo parece detenerse y donde la belleza del pasado se fusiona con la serenidad del presente.
Hospital de la Caridad
C. Temprado, 3, Casco Antiguo
El Hospital de la Caridad es un lugar emblemático en Sevilla que trasciende su función original para convertirse en un testimonio conmovedor de la piedad y el arte. Situado en la calle Temprado, a orillas del Guadalquivir y muy cerca de la Maestranza, este hospital alberga una historia fascinante y una colección artística de incalculable valor.
Su origen se remonta al siglo XVII, fundado por Miguel Mañara, un personaje singular cuya vida dio un giro radical tras una profunda crisis espiritual. Inicialmente concebido como un asilo para acoger a pobres y desamparados, especialmente a los ajusticiados y a los enfermos incurables abandonados en las calles, el Hospital de la Caridad se convirtió en un faro de esperanza y misericordia en una época marcada por la desigualdad y la dureza.
La figura de Miguel Mañara es fundamental para entender la esencia de este lugar. Su compromiso personal con los más necesitados y su visión de la caridad cristiana impregnaron cada aspecto de la institución. Él mismo participó activamente en el cuidado de los enfermos y promovió una atmósfera de respeto y dignidad hacia aquellos que la sociedad marginaba.
El Hospital de la Caridad no solo destacó por su labor asistencial, sino también por el mecenazgo artístico impulsado por Mañara. Encargó obras a algunos de los más grandes maestros del barroco sevillano, como Juan de Valdés Leal y Bartolomé Esteban Murillo, para decorar la iglesia del hospital. Estas pinturas, de una intensidad dramática y una belleza conmovedora, no solo embellecían el espacio, sino que también servían como una poderosa reflexión sobre la vanidad del mundo, la muerte y la necesidad de la caridad.
Además de la iglesia, el hospital cuenta con un hermoso patio barroco, un espacio sereno que invita a la reflexión. Sus azulejos, sus arcos y su fuente central evocan la tradición mudéjar y crean un ambiente de recogimiento
