Imagen oficial del festival
Nacida en Cuartillos (Jerez de la Frontera) en 1984, Ana Barriga es una de las figuras más relevantes del panorama artístico contemporáneo. Su trabajo, presente en ferias como ARCO, MACO, Art Busan, Kiaf, Basel Miami o Basel Hong Kong y galerías de ciudades como Nueva York, Dubái, Londres o Seúl, destaca por un lenguaje plástico vibrante, donde lo cotidiano se mezcla con lo simbólico, lo ritual y lo teatral. Un estilo propio que ha sido reconocido con casi 40 premios, entre los que destacan el prestigioso Premio a la Innovación de BMW (2021), el galardón Pop Eye (2022), la Medalla de Honor en Bellas Artes (2023) o el premio CC de Andratx (2024).
“La elección de Ana Barriga refleja el espíritu del Festival de Ópera de Sevilla de abrir un diálogo entre la tradición operística y la creación artística más actual”, ha señalado Angie Moreno, delegada de Turismo y Cultura del Ayuntamiento de Sevilla. “Su sensibilidad para la luz, el color y la teatralidad la convierten en una voz idónea para representar visualmente la esencia del proyecto”, concluía.

Por su parte, la autora del cartel ha manifestado “La convivencia de la dualidad dramática y radical de la ópera, donde conviven la vida y la muerte, la alegría y lo dramático, el amor y el desamor y otras expresiones como el sarcasmo, el patetismo o lo ridículo de la ópera bufa, me han llamado siempre poderosamente la atención. Me siento muy honrada por esta invitación. Es un reto enorme, porque no hay una imagen de referencia anterior, pero también es una gran oportunidad para crear algo libre y emocionalmente potente”.
Ésta es la obra pictórica que servirá para anunciar la primera edición del Festival de Ópera de Sevilla. En la misma se recoge el concepto de la ópera a través de una visión histórica, tomando referencias de la historia operística de Sevilla, pero también a través de una visión personal de la propia artista sobre la ópera. Así, la protagonista de la composición es una mujer. Aparte de la vestimenta o el peinado, que recuerdan a la ópera clásica, la posición de la escultura, a través de lo gestual y el movimiento, evoca ese dramatismo y emocionalidad, un tanto artificiosos, de la ópera.
En su cabeza, un tocado de calaveras recuerda la presencia omnisciente de la muerte. En su mano derecha, un ojo de Horus, no sólo como amuleto de buena suerte, sino como el ojo que todo lo ve, simbolizando al público que observa la escena. En su mano izquierda, un guante con un smile boca abajo, aludiendo a la ambigüedad de las pasiones. En este mismo sentido, sobre sus brazos cuelga una suerte de estola en la que aparecen caras tristes y alegres, evocando de nuevo a esa dualidad. En la parte izquierda de la obra, colgado en la estola, un mono que observa, representando la mirada incrédula e incluso desconcertada de los que observan las pasiones humanas desde fuera. Un punto de vista irónico, que nos acerca al patetismo y a la ópera bufa. La obra se cierra con una escena en la parte inferior izquierda, en la que, a través de un hueco en la falda se representa una escena un tanto confusa: tres sirenas y un cerdo azul están siendo apresados dentro de la falda de la figura principal. Queda la incógnita de si el diablo que está junto a ellos los está liberando o apresando a dichos personajes, queriendo simbolizar la expectación, la incertidumbre de no saber qué está pasando o qué va a pasar. Me interesa la sirena como ser que se mueve entre dos mundos (el amor y el desamor, la vida y la muerte) y el cerdo azul, porque me encanta el jamón y el azul (y porque aportaba cierto sarcasmo y simbología que lo conectaba de nuevo con la ópera bufa).
El hecho de que la falda esté rota no es casual. Por un lado convertía a esta intérprete en escenario, pues al fin y al cabo, todos hemos representado varios papeles en algún momento de nuestra vida, pasando de la risa al llanto en un instante. Todos escondemos un escenario tras una grieta. Por otro lado quería representar que no se trata de una mujer de verdad, sino que era de cerámica; que la ópera es un reflejo de la realidad, pero un reflejo y al fin y al cabo; que todo es mentira, que nadie muere por amor y que la vida no es tan dramática. ¿O acaso alguien lloró por amor alguna vez?