Leonor Bonilla acerca la ópera a los estudiantes de la Universidad Loyola
Una de las sopranos españolas con mayor proyección internacional, la sevillana Leonor Bonilla, ha compartido con los estudiantes de la Universidad Loyola su pasión por la lírica y su experiencia profesional tras su reciente participación en Il Califfo di Bagdad. En un encuentro cercano y enriquecedor, la artista acercó el mundo de la ópera a los jóvenes, ofreciendo una visión práctica sobre la disciplina, el esfuerzo y la sensibilidad que requiere esta forma de arte.
Leonor Bonilla, soprano
“Es un orgullo que en mi ciudad cuenten conmigo para una iniciativa que pretende posicionar a Sevilla dentro del marco internacional de la ópera”
Hay voces que no caben en un teatro o en una ciudad y acaban sonando en el mundo entero. La de Leonor Bonilla es una de esas voces. La soprano sevillana, que ha dedicado más de un cuarto de su vida a la profesión, ha vuelto a su tierra natal para protagonizar Il Califfo di Bagdad en el I Festival de Ópera de Sevilla que, organizado por el Ayuntamiento de Sevilla a través de su delegación de Cultura y Turismo, se está celebrando del 25 de septiembre al 12 de octubre.
El viaje de Leonor como profesional, lejos de ser convencional, es un conjunto de aventuras por camerinos que cambian de idioma casi cada día. Ha deleitado en cada rincón de España y cuenta con un largo bagaje en países como Italia, Suiza, Japón y China. Los días 26 y 27, hemos podido disfrutar de su voz en el Patio de la Montería del Real Álcazar.
P: La ópera es de los géneros musicales más complejos ¿Crees que los que os dedicáis a ella tenéis un don?
R: Bueno, lo del don es relativo. Somos mejores en algunas cosas y peores en otras. Cuando se habla de los cantantes de ópera, o los músicos en general, hay mucha gente que cree que todo proviene de un don divino y, bueno, es verdad que en cierto modo nosotros tenemos cualidades que nos vienen dadas, pero se romantiza mucho el hecho de que los cantantes y los músicos tengan un don, cuando lo que hay detrás en realidad son muchísimos años de estudio, una formación muy larga, muchísimo entrenamiento. Somos también como los atletas o los deportistas. Todos los deportistas de élite entrenan muchísimo y trabajan día a día para no perder esas habilidades que consiguen y esa destreza; pues con el canto pasa lo mismo.
P: ¿Qué significa actuar en la primera edición del Festival de Ópera de Sevilla?
R: Cada producción tiene sus particularidades, pero, evidentemente, para mí como sevillana siempre es una ilusión especial cantar en casa. Hay un montón de gente conocida, está tu familia, están tus amigos, la gente que te quiere... Siempre queremos estar lo mejor posible para ellos. En contra de lo que pueda parecer a priori, que en casa una se relaja más, creo que es precisamente donde tienes la necesidad y la presión de estar mejor que nunca. Siempre es una presión extra, pero por supuesto es un orgullo que en mi ciudad cuenten conmigo para una iniciativa tan nueva como esta, que en teoría pretende posicionar a Sevilla dentro del marco internacional de la ópera.
“como sevillana siempre es una ilusión especial cantar en casa”
P: Has sido la protagonista de Il Califfo di Bagdad, ¿Qué obra se ha encontrado el público?
R: Il Califfo di Bagdad, es una ópera buffa (cómica) donde se suceden una serie de enredos entre los personajes. La historia original es en el Bagdad antiguo y romántico y es una “turquería”, como se le dice a este estilo de ópera. Nuestro director de escena, Guillermo Amaya, ha trasladado la historia original a la década de los 70. ¿Cómo lo ha justificado? Se ha ido a un club de Barcelona famoso en aquella época, que se llamaba El Bagdad, un club donde se hacía sexo en vivo.
Guillermo ha pensado en que el “califfo” sea el gerente, el dueño del local. Mi personaje es una chica joven que vive muy cerca de este club. Ella se escapa, sin que su madre lo sepa, al Bagdad, a ver qué es lo que hacen allí. Resulta que vuelve alucinada de todo lo que ha visto y antes de llegar por la noche a su casa la asaltan unos ladrones. En esas, aparece el califfo disfrazado (sin que se sepa que es él) y la salva de esos ladrones. Es entonces cuando los dos se enamoran y él decide conseguir la aprobación de la madre para casarse con su hija, con la singularidad de que se propone hacerlo desde un aspecto de pobreza, como en la historia de Aladdin; ganarse el corazón de la hija y de la madre, no por su posición y su dinero, sino por los sentimientos de verdad.
“Mi personaje es una chica joven que vive muy cerca de El Bagdad”
P: ¿Podrías contarnos los entresijos de los ensayos? ¿Cómo te preparas los días previos?
R: Las semanas previas a un estreno de ópera normalmente suelen ser muy intensas y agotadoras. Todo el trabajo se tiene que comprimir en dos, tres semanas y son muchos los detalles que hay que abarcar. Entonces, son jornadas de ocho horas de ensayo, desde por la mañana hasta por la noche. Es algo también muy físico porque tenemos que tirarnos al suelo, subirnos en la silla, estar bailando, hacer las mil cosas que nos pidan. Ahora, por ejemplo, son nueve días seguidos de ensayos sin pausa, sin tener un día libre, sólo para los ensayos, en este caso en el Alcázar. Estas semanas se viven con mucha concentración, pero también con mucho desgaste físico y mental.
P: ¿Cómo cuidas tu voz antes de una actuación?
R: Cuando tenemos que cantar próximamente, evito estar en sitios con mucho ruido. Porque el hablar en alto desgasta mucho la voz. Tenemos que dormir y alimentarnos bien, hidratarnos muchísimo, beber mucha agua. También es importante cuidarse mucho de los contrastes de temperatura. Un resfriado para nosotros puede ser perjudicial. Si nosotros cancelamos una función, todo el mes de ensayo no ha servido para nada porque no nos pagan. Por eso estamos siempre tan atentos a eso y con tanto miedo.
P: ¿Pensabas llegar así de lejos en tus comienzos?
R: Es verdad que estoy súper orgullosa de donde estoy, de todo lo que he podido hacer hasta ahora y de todo el reconocimiento que me han dado. Aún más en mi ciudad, porque la verdad me he sentido muy apreciada. Hay muchas veces que me paro a pensar y digo: ¡Ostras, pues no! Cuando entré en el coro del Teatro Maestranza, jamás hubiera pensado que en unos años iba a cantar ahí como protagonista o como solista. Eso jamás entró en mis planes, entraba en mis sueños, pero bueno, todos soñamos un montón de cosas.
Estoy muy feliz de adonde me ha llevado. A veces me paro y agradezco la satisfacción de poder estar cantando en algunos teatros a los que me hacía mucha ilusión llegar.
“Cuando entré en el coro del Teatro Maestranza, jamás hubiera pensado que en unos años iba a cantar ahí como protagonista”
P: Con la experiencia, ¿Qué ha cambiado entre tu primera vez en un escenario y la última?
R: Como todo, yo creo que todos vamos adquiriendo experiencia en nuestra profesión, y en la vida en general vamos adquiriendo sabiduría. No soy ni mucho menos una sabia, ni una veterana, porque tampoco llevo tantos, tantos años, pero es verdad que, si echo la vista atrás, ahora mismo tengo muchas más herramientas, tanto técnicas, escénicas y emocionales para poder llevar la vida que llevamos nosotros. Incluye muchísimo estrés, muchísima presión, muchos viajes, organizar calendarios de viaje, alquilar apartamentos, subirte a un escenario, atender a la prensa, atender a los directores de teatro. Son muchos estímulos al mismo tiempo, además de estudiar.
P: ¿Sientes los mismos nervios que al principio?
Siempre hay nervios cuando te subes al escenario, que es nuestra parte de trabajo más visible. Lo que acabo de enumerar sería el iceberg completo y lo que el público ve es solo la punta del iceberg, pero esa parte de trabajo visible, que es el salir y enfrentarte a esos nervios de estrenar un papel, cantar para miles de personas… eso con los años se lleva mejor.
Siempre hay una pizquita de nervios, porque obviamente todos queremos hacerlo bien, todos queremos quedar bien con un público que paga la entrada para vernos. Por otro lado, son nervios de que también nos gusta y nos apasiona esto. Yo creo que cuando algo nos gusta mucho, así como cuando vamos a ver a la persona que amamos, a la chica o el chico que nos gusta, también sentimos nervios. Creo que eso siempre tiene que estar, al menos un poco, para mantenernos vivos y que no nos durmamos en la rutina.
P: ¿Cómo te has preparado para llegar adonde estás?
R: Hay una parte de estudio. Siempre me gustó cantar desde pequeña, pero no es hasta mi último año de universidad cuando decidí entrar en el conservatorio de canto donde estuve unos años. Luego estudié también en Italia, y he ido a hacer masterclass con diferentes profesores en Europa.