Eva Perón, una embajadora perfecta
La llegada a España de Eva Duarte hace ahora 74 años fue verdaderamente apoteósica. El motivo de su vista era la imposición de la Gran Cruz de Isabel La Católica que le había sido otorgada en reconocimiento al apoyo otorgado por el gobierno argentino a la aislada nación española de mediados del siglo XX.
El presidente de la República Argentina, Juan Domingo Perón quiso enviarla, en su representación, en una visita de 18 días por el territorio español a las grandes capitales como Madrid y Barcelona y a las ciudades más importantes de Galicia, Andalucía, Castilla-León y Aragón.
En Sevilla fue recibida con una gran expectación. Llegó a pernoctar tres días del mes de junio de 1947 con un intensísimo programa de eventos, acompañada siempre por las autoridades civiles y militares y rodeada del pueblo llano que veía en esta perfecta embajadora una mujer bella, elegante y glamurosa que proyectaba un poco de luz a las penosas circunstancias de la oscura vida cotidiana del español medio. Asistiría tanto a actos oficiales, como la llegada a Tablada, el recibimiento en el Ayuntamiento y la Cena de Gala en el Pabellón Mudéjar, como a otros más cercanos y populosos como el homenaje que le tributaron las trabajadoras de la Fábrica de Tabacos, la entrega de títulos de propiedad a 2.150 colonos de la finca Torre Pava o la entrañable visita a la Hermandad de la Macarena. Momentos recogidos en los 239 negativos de 35 mm pertenecientes a los fondos ya digitalizados de Ángel Gómez Gelán y Juan José Serrano y depositados en el Banco de Imágenes de la Fototeca Municipal de Sevilla.