Descripción de las Instalaciones del Palacio Marqueses de La Algaba

El edificio que conocemos actualmente como Palacio de los Marqueses de la Algaba es el resultado de la rehabilitación llevada a cabo entre los años 1998 y 2002 sobre los restos muy deteriorados del edificio histórico. Se trata  de un importante edificio civil, propiedad del Ayuntamiento de Sevilla,  que ocupa una superficie en planta de 2.500 m2, menos del cincuenta por ciento de su superficie original, que se estima en unos 5.600 metros cuadrados.

Cuenta con un núcleo más antiguo, fechado en el siglo XV, de estilo gótico mudéjar del que se conservan la torre defensiva que integra la fachada principal, construida íntegramente en ladrillo, y la pequeña torre anexa que albergaba la escalera de acceso a la anterior. Cuenta con una magnífica portada, única en nuestra ciudad, que conjuga en sus dos plantas los dos estilos que conviven en este periodo: el estilo mudéjar de tradición árabe en la parte superior (con un magnífico friso de alicatado), y el gótico en la parte inferior (en trabajo de cantería).

Del edificio del siglo XVI  que sufrió una reforma a la que debe su trazado renacentista, cabe destacar los restos de la gran escalera palaciega en la crujía de fachada, los techos de madera policromados que se conservan en buen estado, en especial el alfarje gótico de la torre Noroeste, las yeserías que decoran algunas salas y un muro perspectiva de estilo grutesco que decoraba lo que era el cerramiento del gran jardín original del palacio, en la parte trasera del mismo.

El edificio tiene su fachada principal a la Plaza de Calderón de la Barca. A principios del siglo XVII se abrieron sus cinco grandes balcones cuyo aspecto general sería bastante más compacto.  Desde su impresionante portada gótica-mudéjar se accede  a un amplio vestíbulo abovedado.

En el centro de la citada fachada se abre un segundo acceso, construido en el siglo XVI, que constituye un acceso directo al interior del Palacio.

El edificio dispone de entradas secundarias desde la calle Arrayán y otra desde la calle Amargura.

La planta del edificio es de forma trapezoidal.

Desde el vestíbulo principal se accede al patio central del edificio, que originariamente contaba con 18 columnas de mármol, que soportaban las arquerías. Actualmente sólo se conserva una, estando formadas la mayoría de las arquerías sobre pilastras de ladrillo. Este patio porticado ejerce como organizador de las dependencias dispuestas en tres plantas.

Al fondo del patio se sitúan las dos grandes salas denominadas actualmente Don Rodrigo (por Rodrigo de Guzmán, III señor de La Algaba que renovó ampliándolo y embelleciéndolo, el viejo palacio gótico con su diseño renacentista) y Doña Leonor  (por Leonor de Acuña, su esposa). Desde 1516 figuran los escudos  de armas de las dos familias en el techo de la segunda sala. De aproximadamente 95 y 75 metros cuadrados, las dos salas, se utilizan como salones de conferencias y de reuniones para diferentes eventos organizados por entidades que solicitan estos espacios.

Una cancela situada al fondo del patio da paso al jardín posterior del Palacio de dimensiones muy inferiores a los jardines originales.

En el ángulo contrario a la portada gótico-mudéjar, al término de la línea de fachada, se erige  una monumental escalera por la que se accede a la planta principal del Palacio.

En la planta principal se encuentran los dos espacios que integran la actual colección del Centro del Mudéjar. Ambos espacios cuentan con artesonados reconstruidos  de madera y frisos de yeserías de estilo renacentista. Al primer salón se accede por una puerta de madera acristalada, desde una zona porticada. Dispone de dos amplios ventanales al patio principal y un pequeño balcón que da a un patio secundario. Al segundo espacio, se accede igualmente desde la zona porticada por una puerta semejante a la anterior. Esta sala dispone de un amplio balcón abierto al jardín  del Palacio. Ambos espacios están comunicados entre sí. Los citados espacios están formados por muros de tapial, de gran espesor, y arcos de ladrillo. Su interior está enfoscado con estuquillo de cal y los suelos son de barro cocido. Las superficies útiles de los salones son, respectivamente, 91 y 73 metros cuadrados.