Jardines de las Delicias

Nombre: Jardines de las Delicias

Tipo: Jardín Histórico

Distrito: Sur

CP: 41011

Situación: Paseo de las Delicias

Acceso: líneas 6 y 34

Superficie: 54250 m²

Descripción:

Dos asistentes (cargos equivalentes al de alcalde en la actualidad), llamados Don José de Ávalos y Don José Manuel de Arjona, sintieron especial predilección por estos lugares embelleciéndolos con cuidados jardines. Al primero de ellos se debe ya un cierto ajardinamiento de estos parajes, junto al Guadalquivir, rodeados de huertos y casas de placer. Por aquí se encontraba la finca conocida como la de “Bellaflor”, donde se alojaría Felipe II en su visita a la ciudad.

El camino de Bellaflor (o de Bella Flor) pasó a ser en la segunda mitad del XVIII un agradable paseo iniciado por otro asistente: Don Pablo de Olavide y continuado precisamente por Ávalos. Don José Manuel de Arjona completaría la obra de Ávalos, prolongando el paseo que tendría sus comienzos junto al antiguo Colegio de San Telmo (hoy sede de la Presidencia de la Junta de Andalucía) para terminar en los alrededores de la venta de Eritaña, aproximadamente donde hoy se encuentra la Glorieta de México. Estas operaciones llevarían consigo, también, el trazado del denominado Salón de Cristina, en el otro extremo del nuevo paseo, jardines conocidos hoy como los Jardines de Cristina.

Trazados bajo la dirección de Claudio Boutelou, recibieron el nombre de Jardines de las Delicias con el apelativo popular de las “Delicias de Arjona” en referencia al Asistente, iniciándose en 1826 para estar totalmente terminadas las obras en 1829. Los primitivos ajardinamientos anteriores a Arjona se conocerían como las “Delicias viejas”. Las crónicas de la época hacen cumplida referencia a numerosas plantas de origen americano traídas para su plantación en estos nuevos jardines.

Desde su inauguración ha experimentado diversas reformas que en la mayoría de los casos han supuesto una reducción de la superficie inicial. Así, con motivo de las obras efectuadas para le ejecución de la Corta de Tablada, perdió terreno en su parte Sur. También con  la Exposición Iberoamericana de 1929, pues en torno a él se construirían los pabellones de Colombia, Guatemala, Argentina, Marruecos y Guinea, sirviendo de paseo natural de acceso a dichos edificios.

De carácter romántico, el jardín combina de forma natural las áreas paisajistas -fruto de la ampliación hacia la antigua avenida Santiago Montoto, al desaparecer el macetero y la vieja estufa que se había trasladado desde San Telmo- con espacios tranquilos que discurren a través de glorietas invitando al paseo, la lectura o el descanso. Estas glorietas poseen esculturas con alusiones mitológicas, alguna de las cuales estuvo en la plaza del Museo, o fuentes. Debe destacarse el conjunto de pedestales y bustos que rodea el entorno del Kiosco de El Líbano y que, procedentes del palacio de verano de los arzobispos hispalenses en Umbrete, fueron trasladados hasta aquí en 1864. También el busto del pintor Sorolla, que a instancias del ateneo fue colocado aquí en 1924. Todo el conjunto queda enmarcado por un entorno vegetal en el que se dan cita más de un centenar de diferentes especies.

Junto al que fuera pabellón de Colombia en la exposición universal de 1929 encontramos mirto, una gran acacia (Gleditsia triacanthos), un limero (Citrus limetta) de origen asiático, helechos bastos (Homalocladium platycadum) y un buen número de árboles de Júpiter (Lagerstroemia indica). Siguiendo el camino llegamos a una zona más escondida ordenada mediante una de las glorietas en la que destacan sobre los demás un chopo canadiense (Populus x canadiensis)  y un sapindo (Sapindus mukorossi)  de origen asiático y que llega a los 20 metros de altura. Toda la zona se cubre de hiedra que se adhieren incluso a los tallos de los árboles, creando así un agradable recubrimiento vegetal.

Pasando a través de bambúes llegamos a la parte trasera del jardín, donde comienza a vislumbrarse una intención paisajista en la disposición del arbolado sobre caminos de albero. Aquí encontramos laureolas, eucaliptos, brachichitos (Brachychiton populneum), adelfas (Nerium oleander), un arce, un abutilón (Abutilon arboreum) de origen peruano, y una maba (Maba sp). Atravesando este primer sector de la zona paisajista nos encontraremos con un árbol del fuego (Grevillea robusta), acacias, palmeras washingtonias, sauzgatilos, aloes (Aloe saponaria), palmeras (Phoenix reclinata), jacarandas, acocanteras... todo ello a escasos pasos del edificio que alberga el Servicio Municipal de Parques y Jardines, antiguo pabellón de Marruecos durante la Muestra de 1929 en el que podemos encontrar entre otras especies: fotinias, ciruelos de Japón, un árbol de lianas, un palo rosa (Tipuana tipu), un apestoso (Cestrum fasciculatum) de origen mejicano y flores moradas, una pita (Agave americana) también de origen mejicano, etc.. Un poco más allá y ya junto al que fuera pabellón de Guatemala, en una zona que ha perdido su ordenación compositiva inicial, encontramos grandes ejemplares de plátanos de sombra y un enorme pino canario (Pinus canariensis).

Junto al  que fue pabellón de Argentina se abre un estrecho paseo de naranjos amargos, uno de los accesos más agradables de entre los posibles para adentrarse en la espesura del jardín, que nos conduce hacia el interior del mismo. En un recorrido marcado por el intenso aroma del azahar en Primavera, podemos vislumbrar pacíficos, granados, espireas, lantanas, celindas, laureles, asclepias (Aslepias curassavica) de origen americano y flores de color rojo y amarillo, jazmines, viburnos, etc.

Pasando por la glorieta en la que se encuentra el monumento a Sorolla, se alcanza un  paseo delimitado por melias o paraísos (Melia azedarach), lantanas y un margaritero entre otras especies. Aquí hay también un hermoso grupo de cañas de Indias (Canna  x hybrida) junto a  cocos plumosos (Syagrus romanzoffiana).

Casi finalizando el recorrido que nos llevará de nuevo al punto de partida pasamos por dos tranquilas glorietas en las que podemos encontrar latanias (Livistona chinensis), una acacia australiana y belladonas  (Amaryllis belladonna) en la primera y  una pequeña pero recogida rotonda con un buen grupo de naranjos morunos  (Citrus myrtifolia) en la segunda.

El intenso tráfico que discurre por el Paseo de las Delicias que toma su nombre del Jardín, continuación del Paseo de la Palmera (descrito en otro lugar), no ha podido acabar con el ambiente recogido y tranquilo que todavía se puede respirar en estos jardines, bien sea perdidos entre la espesura de su vegetación, o absortos en la contemplación de su reducida pero escogida estatuaria, evocadores de un  tiempo irremediablemente pasado.