Paseo del Rey Juan Carlos I

Nombre: Paseo del Rey Juan Carlos I

Tipo: Paseo arbolado

Distrito: Casco Antiguo

CP: 41009

Situación: Margen  izquierda  de  la  dársena.  Desde el  Puente del Patrocinio hasta el aterramiento de San Jerónimo (Meandro de San Jerónimo)

Acceso: líneas 2, 6, 43, C1, C2, C3, C4 y B5

Longitud: 2500 m

Descripción:

La puesta en práctica de las directrices del Plan General de Ordenación Urbana de 1987, junto con  las obras previas al inicio de la Exposición Universal de 1992, motivaron la clausura de la estación ferroviaria de Plaza de Armas y el consiguiente levantamiento de todas las vías que discurrían entre la calle Torneo y el cauce del río, cortado entonces a la altura de la denominada zona de Chapina. Con esta operación fue posible ensanchar la citada calle derribando el muro que ocultaba las vías férreas y prolongarla hasta el nuevo puente del Alamillo. El resultado es la gran avenida de la que hoy disfruta la ciudad, continuada por la dedicada al Concejal Alberto Jiménez-Becerril y después por la calle José Galán Merino que conduce al Parque de San Jerónimo. Con ello se ha obtenido una larga vía de circulación de gran amplitud que discurre junto al recorrido de la dársena, haciendo simultáneamente compañía a una sucesión de paseos que bordean casi al mismo nivel de las aguas todo el cauce.

De esta sucesión forma parte el Paseo Rey Juan Carlos I, que se prolonga desde el Puente del Patrocinio (Avenida del Cristo de la Expiración), situado donde antes se encontraba el aterramiento de Chapina, hasta el antiguo meandro de San Jerónimo, que bordea el  parque de este nombre, donde nuevamente ha sido cortado el cauce natural del río para proteger a la ciudad de inundaciones. En esta margen  izquierda le preceden el Paseo Alcalde Marqués del Contadero, seguido a continuación por los Jardines de Chapina.

El tramo entre el puente del Alamillo y el aterramiento de San Jerónimo presenta unas características distintas al resto. Más que construir un verdadero paseo se ha  mantenido y rehabilitado el bosque de ribera, recorriéndolo por una acera y carril-bici que puede conectarse con la otra margen a través del brazo de tierra que ciega el cauce y que discurre bordeando el Parque de San Jerónimo, conectando éste con el río.

Las aceras de las calles a las que acompaña el resto de este paseo (Torneo y Concejal Alberto Jiménez-Becerril), en realidad no forman parte del mismo, pero con sus dobles alienaciones de plátanos y de tipuanas a modo de anchos bulevares, constituyen espacios previos de acceso al mismo, construidos coetáneamente y tratados compositivamente con los mismos materiales y el mismo espíritu. Estas aceras están rematadas con un banco que sirve de pretil y de mirador corrido y marca el comienzo del paseo propiamente dicho, que se encuentra a una cota notablemente inferior a éstas (unos 10 metros). Desde ellas, por medio de grandes y espaciosas escalinatas y rampas distribuidas a lo largo del recorrido, es posible bajar al nivel del paseo.

Podemos destacar cuatro ámbitos paisajísticos que se van escalonando hasta llegar al cauce. El primero se encuentra pegado al gran muro de contención que sostiene el trazado de las calles y aceras citadas, revestido de grandes piezas prefabricadas de hormigón en tonos claros y que en alguno de sus tramos se ha tapizado con vegetación trepadora: buganvillas (Bougainvillea spp.) y parras (Parthenocissus tricuspidata var. veitchi). Tiene una anchura que oscila en torno a los 15 m.

En la zona próxima al puente del  Alamillo el ajardinamiento es informal, pretendiendo crear un espacio naturalista donde la vegetación no sigue ningún esquema formal determinado. Así, sobre un suelo de albero compactado, ésta se distribuye con soltura y libertad estando constituida principalmente por pinos (Pinus pinea), aunque también encontramos encinas (Quercus rotundifolia) y alcornoques (Quercus suber), mientras que en el extremo opuesto (donde todavía permanece lo que fue la estación de salida del telecabina que conectaba con la Isla de la Cartuja y se encuentra hoy la denominada pasarela de la Cartuja), los grupos arbóreos van cambiando según las zonas, y además presentan una mayor organización formal. Así, nos encontramos con agrupaciones en cuadrícula de naranjos (Citrus aurantium var. amara), encinas, o grupos de ombúes (Phytolacca dioica), palos borrachos (Chorisia speciosa) o laureles de indias (Ficus microcarpa). Se ven también cipreses piramidales (Cupressus sempervirens var. stricta) y cipreses de arizona (Cupressus arizonica). En la propia acera superior sorprende también, junto a los plátanos del bulevar (Platanus x hybrida), una bonita alineación de washingtonias que marca la del antiguo funicular y grupos de arecastrum romanzzofianum, palmera popularizada durante la Expo 92.

El segundo ámbito está constituido por una alineación que se extiende a todo largo del paseo y que en algunos tramos es de álamos (Populus alba var. pyramidalis) y en otros de almeces (Celtis australis). Estos árboles flanquean el tercero de los ámbitos, que es propiamente el de paseo. Formado por una acera pavimentada con losetas de hormigón colocadas en “espina de pez” , discurre junto a un carril-bici. Las escalinatas, que conectan con las aceras altas y que acaban aquí, se adornan con toques vegetales más cuidados en maceteros escalonados, basados en cipreses piramidales que se complementan, en su parte inferior, con grupos arbustivos en los que están presentes el espino de fuego (Pyracantha coccinea) y el arrayán (Myrtus communis).

El último de los ambientes paisajísticos está constituido en el propio talud de la ribera. Este se ha estabilizado con piezas prefabricadas de hormigón caladas para permitir mejor su agarre y el crecimiento de la vegetación natural. Ahí, grupos de aneas (Typha dominguensis), carrizos (Phragmites australis), junto con adelfas (Nerium oleander) y tarajes (Tamarix spp.), crean un grato ambiente en contacto con las aguas entre los que se distribuyen pequeños pantalanes desde los que numerosos ciudadanos practican la pesca. A lo largo de todo el paseo es posible vislumbrar, al otro lado, el perfil de la Isla de la Cartuja y el contorno de lo que fueron los pabellones y jardines de la Exposición Universal de 1992.