La Alameda de los Hércules: el "gran salón" de Sevilla
No podía faltar en esta serie dedicada a las plazas de Sevilla una que, si bien no lo es como tal, hace las funciones de espacio público como ninguna. La “Alameda de los Hércules” es considerada como el jardín no privado más antiguo de Europa. Su origen se remonta a un proyecto de 1574 dispuesto desde la corte de Felipe II para el saneamiento y urbanización de unas lagunas residuales del Guadalquivir. Se rellenaría la superficie con escombros y tierras para aumentar el nivel del suelo a la vez que se pobló el terreno con tres hileras de álamos. En 1576 se colocaron las dos columnas traídas desde las ruinas del templo romano dedicado a Hércules ubicado en la actual calle Mármoles. Ya en 1754 éstas fueron coronadas por las figuras de Hércules y Julio César, obras de Diego de Pesquera, esculturas que darían el nombre al espacio hasta nuestros días. Las columnas situadas en el extremo norte datan de 1764 y están rematadas con leones que sostienen los escudos de España y Sevilla, obra del escultor Cayetano de Acosta.
En 1852 y en el extremo norte se coloca la Pila del Pato, fuente proveniente de la Plaza de San Francisco y que permanecería en este lugar hasta 1942 cuando se traslada al Prado de San Sebastián. En 1876 se protegen de los viandantes y de las defecaciones de animales los pedestales de las columnas con la colocación de unas verjas de hierro forjado. A finales del siglo XIX, la Alameda presentaba su mejor estado, un pavimento de arena y arboleda que la convertía en un paseo lleno de teatrillos, quioscos y puestos ambulantes para el disfrute de la población y que desgraciadamente desaparecerían tras la Guerra Civil.
Con la llegada del tranvía, en 1906 se procedió al adoquinado de las vías laterales para la instalación de raíles y catenarias. En 1911 se hicieron importantes reformas, elevándose el piso del paseo y renovándose los jardines y el alumbrado. Ya en 1936 se reordena el espacio con una calzada para la circulación rodada bordeando el área central que se fragmenta en tres sectores. Entre las imágenes más icónicas de la Alameda destacan las de la población circulando en barcas a causa de las continuas riadas que inundaban las calles adyacentes. Destacan la de 1947 y una de las últimas en 1962.
Dos nuevas reformas se llevarán a cabo a mediados del siglo XX. Una en 1950, con la instalación de nuevos jardines y la construcción de unos estanques que aludían a la original laguna y la siguiente, en 1964 con la renovación de los parterres y zonas ajardinadas así como la instalación de un espacio para juegos infantiles.
En 1969 se inaugura el primero de los monumentos dedicados a vecinos ilustres con la colocación de la escultura de Pastora Pavón “La Niña de los Peines” a los que seguirían las figuras de Manolo Caracol y la del torero “Chicuelo”.
A mediados de la década de los setenta del siglo XX el enclave se vería alterado, como otros tantos puntos de la ciudad, por las obras de un pozo para la estación del Metro que lo llenó de maquinaria pesada durante unos años con un resultado infructuoso pues nunca llegaría a término. Desde entonces la Alameda quedaría abandonada durante lustros siendo una de las zonas más deprimidas de la ciudad tanto urbanística como socialmente.
No es hasta entrado el siglo XXI cuando se acomete la transformación más revolucionaria. En diciembre de 2008 concluyeron las obras de remodelación, que extinguirían los restos del jardín histórico. Se estableció la restricción del tráfico privado y la eliminación del característico albero que había cubierto el pavimento durante siglos. Se prescindió también de las verjas que protegían los pedestales de las columnas (repuestas en 2023) y se completó el espacio con la instalación de bancos de obra y varios surtidores de agua.
Si bien la Alameda ha perdido su primitiva naturaleza con la reurbanización del siglo XXI, se mantiene como el “gran salón” de esparcimiento de la ciudad y sede de actos culturales y acontecimientos festivos.
A través de las imágenes que mostramos a continuación contemplaremos la transformación urbanística, estética y social que ha sufrido este enclave céntrico de la ciudad. Los documentos gráficos proceden en su integridad de los fondos del Servicio de Archivo, Hemeroteca y Publicaciones. Fotografías de la Fototeca, en su mayor parte y un plano del Archivo Municipal, nos acompañan en este recorrido por uno de los espacios más antiguos de nuestra ciudad.
Acceso a la Galería Fotográfica